Santa Engrazia - Azala

La ermita de Santa Engrazia

La ermita de Santa Engrazia se ubica en un entorno excepcional, en un montículo (507 m) de Aizarna, término municipal de Zestoa en el Valle del Urola. Como otras tantas ermitas se construyó bajo la invocación de Santa Engracia, mujer nacida en Portugal que murió martirizada en Zaragoza.

Se accede andando desde la venta de Santa Engrazia, en apenas un cuarto de hora. Tiene una larga historia, sin duda es una de las ermitas más antiguas del País Vasco. Despierta sentimientos especiales tanto en Aizarna como en Zestoa, y es uno de los edificios más emblemáticos del Valle del Urola, sobre todo para los montañeros. A pesar de su ubicación en un peñasco, la ermita se encuentra en buen estado, sobre todo por los esfuerzos de los vecinos, muchas veces en sistema auzolan (cooperación solidaria de los lugareños). Desde la altura de Santa Engrazia se domina todo el valle con vistas espectaculares sobre Aizarna, Hernio, Izarraitz, Pagoeta y el mar. La ermita se halla construida en un lugar estratégico, muy cerca de uno de los itinerarios principales de unión de las tierras navarras y guipuzcoanas en la Edad Media.

Santa Engrazia se asemeja más a una fortaleza que a una iglesia, y tiene unas dimensiones exteriores de 10,54 x 15,68 m. La luz entra por cuatro pequeñas ventanas, algunas de ellas presentando arcos ligeramente apuntados. La puerta de entrada, dovelada, guarda a su lado una tosca aguabenditera con una cruz muy gastada. Posee una estructura simple y ruda, como la mayoría de las ermitas reconstruidas en auzolan. Pero indudablemente, son el campanario y la campana las que atraen la mirada de los visitantes.

En el interior, en el altar central, se venera a Santa Engracia, integrada en un mosaico con la figura de Cristo, realizada en el año 1975. A la derecha se halla la imagen de Santa Águeda, y en la pared izquierda se pueden contemplar las imágenes de Santiago y San Ignacio de Loyola. En la parte posterior, entrando a mano derecha, se ubica la imagen de San Pablo y en el rincón nos llama la atención la maquinaria del reloj colocado en la ermita el año 1914, protegido por una gran cristalera. La altura interior máxima de la ermita alcanza los 5,85 metros.

Fuentes de información: Manuel Arregi, Iñaki Azkune, Jon Egiguren (aizarna.com), Joan Erentxun, Iñaki Linazasoro, Luis Pedro Peña Santiago, Joxemari Zuntzunegi, Yeregui Elkartea

Origen de la ermita

Santa Engraziako ermita (1907)

Poseemos pocos datos acerca de los orígenes de la ermita. El sacerdote Hipólito Usabiaga, destinado en Zestoa, atribuyó a los templarios la construcción de la ermita, pero no se ha encontrado ningún documento que lo corrobore. Los templarios surgieron en el año 1119 y desaparecieron en el 1312. Formaban una orden religiosa-militar que entre otras cosas protegía a los peregrinos. Según otras fuentes la ermita de Santa Engrazia antaño podría haber sido una especie de fortaleza para la defensa o quehaceres de vigilancia del entorno. Cuando perdió esa función, el edificio se habría convertido en iglesia. Hay quien piensa que posiblemente fuera una iglesia pagana antes de la introducción del cristianismo. Pero todo ello no son más que conjeturas que no han podido ser documentadas.

Pero lo que sí sabemos es que el obispo Adriani de Pamplona manifestó en su día que la ermita de Santa Engrazia era una de las basílicas más antiguas de su diócesis. Se cree que fue la primera iglesia parroquial de Aizarna.

De todas formas, el documento escrito más antiguo que conocemos data del año 1405. Se halla en el archivo del Vaticano que lleva la rúbrica del papa Benedicto XIII en Savona (Italia). El documento escrito en latín viene a decir que «Benedicto XIII concede indulgencias a los cristianos que en ciertos días visiten la capilla construida bajo la invocación de Santa Engracia en el eremitorio de Santa Engracia de la Peña, sito en la parroquia de Santa María de Aizarna, diócesis de Pamplona, ayudando a su conservación».

Santa Engraziako ermitaren panoramika - (Indalezio Ojanguren, 1961)

También tenemos constancia del testamento de Juan Sebastián Elcano, firmado once días antes de su muerte en el buque Victoria fechado el 26 de julio de 1526. Entre otras donaciones aparece la de un ducado de oro para la ermita de Santa Engrazia.

También existen documentos datados en el siglo XVII. En el año 1600 se fundó una cofradía con sede en la ermita de Santa Engrazia, entre cuyos miembros se hallaban la mayoría de los feligreses de Aizarna. En el archivo municipal de Zestoa consta el robo que en 1691 sufrió la sacristana Doña María Pérez de Echaide. Cuatro individuos que subieron a la ermita a caballo le hurtaron ropa, un cáliz, comida y dinero. Maltrataron a la mujer, dejándola atada de pies y manos. Detuvieron a Juan de la Villa, como presunto autor de la fechoría.

Las freiras vivían en Santa Engrazia

Santa Engraziako ermitaren barruko aldea (Jon Egiguren, 2017)

En los documentos hallados por José María Zunzunegi en el archivo de Oñati se constata que hace algún tiempo vivían en Santa Engrazia unas «freiras» cuya labor era cuidar la ermita. Era una iglesia muy venerada y recibía considerables limosnas. Una freira que vivió en el siglo XVII manifestaba que «Nos llega gente de todo el Señorío de Vizcaya».

Según los mencionados documentos, dos o tres freiras vivían en la casita aneja a la ermita. Eran mujeres solteras que llevaban una vida enteramente dedicada a los servicios religiosos. Todavía se aprecian restos de las derruidas paredes de la casa.

Para darnos cuenta de la importancia que tuvieron las freiras es interesante conocer el contenido del «Testamento de la freira María Etxegarai en el que deja a la freira María Zelaia una prenda blanca, así como la cantidad de quinientos ducados recogidos en las limosnas de la ermita».

En el siglo XVIII el rey Carlos III derogó esa tradición. A pesar de todo, la ermita de Santa Engrazia mantuvo la casa aneja hasta el año 1828, año en el que una centella destruyo el inmueble, causando la muerte del santero.

En aquella época el cura responsable de Santa Engrazia residía en Txiriboga.

Historia de reparaciones

Las inclemencias del tiempo y sobre todo los rayos han hecho que la ermita haya sufrido continuos desperfectos, por lo que ha necesitado de múltiples reparaciones a lo largo de los años. Unas fueron pequeñas reparaciones, pero otras remodelaciones de cierta envergadura.

Es difícil tener información de todas las renovaciones, pero tenemos constancia de arreglos realizados en algunos años.

Año 1405. Hay constancia de que el papa concedió indulgencias a los cristianos que ayudasen en la conservación de la ermita el citado año. Por ese motivo pensamos que ese año se realizarían ciertas reparaciones en la ermita.

Año 1600. Según ciertas informaciones parece ser que la actual ermita se construyó ese año, porque la anterior la destruyó un rayo.

1974ko fatxadako berritze lanen planoak (Iñaki Azkune, 1974)

Año 1771. Se restauró el campanario. Los gastos de la obra fueron de 4.700 reales.

Año 1828. Ese año un rayo destruyó la casa del santero. Pensamos que la ermita también necesitaría ciertas reparaciones.

Año 1896. El conocido sacerdote y escritor Txomin Agirre de Ondarroa ofició una misa en cuyo homilía dio las gracias a los feligreses de Aizarna por los trabajos realizados en la ermita. Desconocemos los detalles de dichas obras.

Año 1968. Se realizaron varios arreglos, por ejemplo:

  • Se reforzó con cemento la parte interior de los muros.
  • Se reforzó el campanario que corría riesgo de derrumbarse y se reparó el tejado.
  • Se colocó el altar actual de piedra, siguiendo las directrices del Concilio, aunque se mantuvo el anterior situado en la parte baja del retablo.
  • Se pusieron nuevas puertas de la entrada.
  • Se reforzó la cubierta de la ermita con dos nuevos pilares centrales de madera, añadiéndolos a los dos anteriores.
  • Se desmontó el coro y se protegió el entorno del reloj.

Año 1974-75. Se vio que los arreglos y reformas realizados en 1968 no fueron suficientes, y se procedió a una restauración profunda que duró un año. Una cuadrilla de voluntarios trabajó sin cesar los fines de semana y días de fiesta. Se calcula que en total participaron más de sesenta personas. Cuando comenzaron las obras en junio de 1974, Iñaki Azkune dibujó unos interesantes croquis con todo detalle, lo que nos hace posible conocer la estructura completa de la ermita antes de la restauración.


He aquí algunos detalles de los trabajos realizados de junio de 1974 a mayo de 1975:

1974 eta 1975ean teilatua konpontzen

  • El trabajo de mayor envergadura fue la renovación total de la cubierta. Cuando se desmontó el tejado antiguo se pudo comprobar el grosor de los muros. Tres de los muros (excepto el delantero) son dobles, compuestos por dos paredes; el grosor de los muros llega hasta un metro y veinte centímetros. Parece ser que las paredes exteriores son las más antiguas. Se reforzaron los cimientos, así como la superficie superior de los muros que se fijó con hormigón. Por otra parte, a la cubierta se le añadió en todo el contorno el alero que anteriormente no lo tenía.
  • Se quitaron los cuatro pilares centrales de madera que sostenían el tejado. En su lugar se colocaron las dos grandes tijeras de roble que están apoyadas en los muros laterales.
  • El campanario también dio bastante trabajo. Faltaban algunas piedras y la campana presentaba un serio peligro de desplomarse. Se tuvo que calzar la campana para poder reparar el campanario. Se puso una nueva cruz de piedra, después de quitar las tres anteriores.
  • Se cambió la ventana redonda de la fachada, porque según los expertos era relativamente nueva y no concordaba con el estilo de la ermita. En su lugar se colocó la ventana que estaba en el muro izquierdo (norte).
  • Se reparó el pararrayos. Se alargó el cable de cobre anterior hasta una zona más arcillosa, para facilitar el desvío del rayo, porque la anterior instalación había quedado deteriorada.

1975ko berritze jaien txartela

  • También se realizaron reformas importantes en el interior.
    Se quitó el antiguo retablo y se sustituyó por un mosaico. Fue obra de José Luis Iriondo y Jesús Huarte. Cuando se quitó el antiguo retablo apareció una ventana gótica en la parte derecha. Se adecuó ese rincón y se le puso una vidriera de color a la ventana.
    Se restauraron todas las imágenes de la ermita y se colocó una nueva: la imagen de San Ignacio que se trajo de los locales de la diócesis.

Año 2010. Se repararon el campanario y las goteras del tejado.

Año 2017. A raíz de la restauración del reloj de Santa Engrazia se llevaron a cabo diversos trabajos de reparación del entorno de la ermita:

  • Se hicieron trabajos de limpieza en el camino desde la Venta de Santa Engrazia hasta la ermita. También se le dio un buen repaso al entorno exterior de la ermita. Después de quitar las malezas y algunos matorrales se amplió el panorama visual, sobre todo hacia el norte.
  • En el tejado se hicieron algunas reparaciones, sobre todo en el entorno del campanario: quitar goteras, fijar el campanario y el soporte de la campana, renovar el soporte del mazo de la campana…

2017an kanpandorrea konpontzen (Asier Leon, 2017)

  • Se instaló un pararrayos nuevo que protegiera adecuadamente el tejado y el campanario. Se alargó el cable de cobre instalado en 1975. Además se clavaron más picas de toma de tierra.
  • Se hicieron unas remodelaciones en la acometida del tendido eléctrico realizado en la década de 1980. La instalación llegaba directamente al muro exterior de la ermita. La caja de contadores también estaba instalada en el muro. Con la remodelación se soterraron los últimos metros de la acometida, y el muro de la ermita quedó totalmente limpio.
  • También en el interior de la ermita se realizaron diversos trabajos: se renovó completamente la ubicación del reloj, se pintó la parte del altar, se renovó parte del suelo, se limpiaron las figuras, etc.

Los ecos del siglo XVI

Merece atención especial la campana de bronce de Santa Engrazia, con un diámetro máximo de 1.420 mm y una altura de 1.325 mm. Sorprende al visitante la colocación de una campana de esas dimensiones en una ermita ubicada en el monte; no es lo habitual. Se calcula que pesará más de quinientos kilos, quizás hasta una tonelada.

Alrededor de la campana hay tres inscripciones realizadas en tres circunferencias paralelas:

A FULGURE ET TEMPESTATE LIBERANOS DNE. ANO DNJ MDLI
ESISTENTS. VICARIUS DE URVIETA JOANES DE LECU- BERI
ME FECIT
MENTEN SANCTAN ESPONTANE IN HONOREM DEO ET PATRIE
LIBERACIONEM VOX MEA SIT TERROR OMNIUM DE MONIUM V
OX DNJ SONAT
ECCE CRUCEM DNJ FUGITE PARTES ADBERSE VICIT LEO DE
TRIBV JVDA RADX DABID ALLA XPS VINCIT XPS REGNAT XPS IMPERAT XPS
TEMTESTATEN MALAM DESTRUAT

En el texto de la primera inscripción se pide al Señor que nos libre de los rayos y las tormentas (Santa Engrazia siempre ha sido lugar propicio a los rayos). A continuación se especifican algunos datos. La campana fue fabricada en 1551 por iniciativa del vicario de Urbieta y el fundidor de la campana fue Joanes de Lecumberri. Urbieta se refiere al valle de Altzolarats, ya que el responsable religioso de la ermita residía en dicho valle.

Por otra parte existe una leyenda muy curiosa. Cuenta la leyenda que un fornido carnero del caserío Apategi arrastró la enorme campana hasta la cima, ante los fallidos intentos de las yuntas de bueyes que no podían transitar por la rocosa senda. Hoy en día todavía sigue viva dicha leyenda.

La campana tiene un robusto badajo. En su día la accionarían desde abajo por medio de una cuerda. Hace mucho que el badajo se mantiene mudo, seguramente desde que se instaló el reloj.

Los latidos del valle

A principios del siglo XX nuestros antepasados decidieron colocar un reloj en la ermita, una verdadera joya. No tenemos mucha información al respecto, pero es de pensar que sería por iniciativa de los campesinos de la zona y del cura responsable de la ermita. En aquel tiempo no era habitual tener un reloj en los caseríos. Por otra parte en la zona no se escuchan las campanadas de la iglesia de Aizarna. Es evidente que los vecinos del entorno de Santa Engrazia necesitarían alguna referencia horaria.

Erlojuaren lehengo egoera (Itxaso Lopetegi, 2016)

Así los Yeregui de Zumaia fueron los encargados de instalar un magnífico reloj, tal como aparece en el rótulo: YEREGUI Y CIA CONSTRUCTORES ZUMAYA. AÑO 1914. Algunos miembros de la familia Yeregui comenzaron a construir relojes allá por el siglo XVIII. Familia de origen navarro una de sus ramas se instauró en Zumaya provenientes de Aginaga (Usurbil). Benito Yeregui Goldarazena aparece como el representante principal de esa rama a la que se le han contabilizado ochenta y un relojes. Precisamente el de Santa Engrazia lleva el número 81. El reloj de nuestra ermita lo colocaron posterior al fallecimiento de Benito.

Es un reloj de campanario tipoMorez . Posiblemente los Yeregui traerían el reloj desde Morez (Jura, Francia) y lo acondicionarían a la ermita. Hay que resaltar que a principios del siglo XX la construcción de los relojes de esas características estaba en declive. Además los Yeregui, para entonces ya se dedicaban de lleno a la construcción de motores diésel.

Para que el reloj diese las horas le colocaron a la campana un pesado mazo conectado por un cable.

El reloj ha señalado las horas puntualmente en muchos años. Consta de tres elementos principales: el movimiento o núcleo del reloj, la sonería o la encargada del toque de las campanas y un tercer elemento para accionar las campanadas particulares (maitines, ángelus...). Los dos primeros elementos siempre los hemos conocido en acción. Nadie tiene constancia de que el tercer elemento haya estado en funcionamiento, pero está preparado para ello.

Desde que se colocó el reloj en la ermita Joxemari Azpeitia Odriozola Santangrazizarra (1896-1986) de la Venta de Santa Engrazia fue el encargado de cuidar el reloj y dar cuerda para elevar las pesas de hierro. Subía a la ermita tres veces a la semana a dar cuerda al reloj.

Joxemari Azpeitia continuó en esa labor acompañado por su nieto, aproximadamente hasta 1980 cuando bajó a vivir a Zestoa, a casa de su hija.

Joxe Orbegozo erlojuaren aurrean (Jose Luis Basterretxea, 1987)

En esa fecha el reloj se paró porque faltaba quien le diese cuerda. Unos años más tarde Erramun Etxaide Legoia se puso manos a la obra para volver a poner el reloj en marcha, con la colaboración de Joxe Orbegozo y otros amigos. Así se le instaló al reloj el primer sistema de automatización para la elevación de las pesas en la década de 1980. Para ello hubo que llevar la acometida de electricidad hasta la ermita. Desde entonces no hacía falta que nadie subiera a la ermita a dar cuerda al reloj. A pesar de todo, Erramun siguió con sus labores de mantenimiento y acudía a menudo a la ermita.

A raíz de los problemas de salud de Erramun, Joxemari Azpeitia Rementeria, asumió la responsabilidad del cuidado del reloj, siguiendo los pasos de su abuelo.

Poco a poco se sucedieron los problemas del reloj, sobre todo los eléctricos. Como consecuencia, el reloj estuvo parado varios años, aunque algunas veces se realizaban esfuerzos para ponerlo en marcha.

Joxemari Azpeitia acudió a diversas personas en busca de ayuda, entre otros a Xabier Alvarez Yeregui (descendiente de los constructores de relojes de Zumaia). Al final se vio que el reloj necesitaba una buena restauración.

Después de unas gestiones Xabier Alvarez presentó una propuesta en el ayuntamiento de Zestoa el 26 de julio de 2016, para restaurar el reloj en auzolan.

Santa Engraziako ermitako erlojua (Jon Egiguren, 2017)

En septiembre de 2016 se formó un grupo de voluntarios dispuestos para restaurar el reloj de Santa Engrazia. La sede del grupo se fijó en Lasao.

Se desmontó el reloj en la ermita y el 16 de septiembre el viejo reloj y otros utensilios fueron bajados a Lasao en un tractor. Allí se realizaron las labores de restauración.

A partir de entonces el grupo de trabajo se reunía casi todos los días en Lasao por las mañanas. Limpiar los componentes del reloj, acondicionarlos, repararlos y montarlos de nuevo, esas fueron las principales tareas.

Después de la primera limpieza se volvió a montar el reloj, para realizar las pruebas de funcionamiento.

 

Erlojua bere krislatezko itxituran (Jon Egiguren, 2017)

Pero el trabajo no quedó en eso. Se volvió a desmontar el reloj pieza por pieza, se hicieron los croquis de todas las piezas, se repararon algunas y se realizaron trabajos de pintura y otros arreglos. Con todo ello, a partir de mediados de diciembre comenzaron las labores definitivas de montaje. También se hizo un nuevo bastidor de roble. Así a principios del año 2017 la reparación del reloj quedó prácticamente finalizada. Faltaba la integración al reloj del cuadro eléctrico/electrónico indispensable para el buen funcionamiento y llevar a cabo la segunda automatización para la elevación de pesas.

Antes de reinstalar el reloj en la ermita se llevaron a cabo diversos trabajos. Se desmontó completamente la antigua estructura de madera que protegía el reloj. Se decidió recolocar el reloj a ras del suelo. Antes estaba a una altura aproximada de dos metros y medio. Como se automatizó el mecanismo de dar cuerda, no hacía falta un recorrido muy amplio de caída de pesas.

Cuando se terminaron los trabajos de restauración y se realizaron los oportunos ajustes, se reubicó de nuevo el reloj en la ermita y se organizó un acto para celebrar la restauración del reloj el 2 de julio de 2017.

Desde entonces, el reloj está protegido por una estructura de cristal. De esa forma los visitantes tienen oportunidad de ver de cerca el reloj restaurado en funcionamiento.

Las leyendas de Santa Engrazia

1932ko abuztuaren 14ko Argia aldizkarian argitaratutakoa

Teniendo en cuenta la historia de la ermita de Santa Engrazia y su ubicación, es obvio pensar que haya sido fuente de mitos y leyendas. En el apartado ofrecido a la campana se menciona la fuerza de que hizo gala el carnero de Apategi para transportar la campana. Hay otra leyenda, no tan conocida, en la que se nos cuenta cómo se construyó la ermita. El relato se basa en una leyenda clásica bastante arraigada en otros tantos lugares emblemáticos del País Vasco. Eso le da una fuerza especial a Santa Engrazia. Que una leyenda clásica haya sido adecuada a Santa Engrazia nos indica la admiración que los habitantes del entorno han tenido hacia la ermita.

Dicha leyenda fue publicada en la revista Argia el 14 de agosto de 1932. Bajo el seudónimo de Ertxiña un vecino de Aizarna nos da cuenta en su artículo de algunas vivencias y datos de interés acerca de Santa Engrazia. A parte de hacer mención al carnero de Apategi, nos da cuenta de una leyenda interesante.

Cuenta la leyenda que los vecinos de Aizarna decidieron construir una iglesia. Un día se pusieron manos a la obra y comenzaron los trabajos en el lugar más idóneo que les pareció. Al día siguiente volvieron los vecinos de Aizarna a seguir con la construcción de la iglesia. Cuál sería su sorpresa, al ver que no había rastro alguno de los trabajos de la víspera.

Indagando por la zona encontraron los vestigios de los trabajos de la víspera en una cima rocosa bastante lejos del sitio decidido. Recogieron todo lo que pudieron y volvieron al lugar de origen a fin seguir con los trabajos. Pero al día siguiente, otra vez les sucedió exactamente lo mismo que el día anterior.

No hallando respuesta a tal maldición, los dueños de los caseríos Ostolatza y Zabala decidieron pasar la noche vigilando. Con grandes astas escondidos detrás de dos hayas dicen que esperaron con paciencia la llegado de los ladrones.

A eso de la medianoche aparecieron los ladrones y comenzaron con ímpetu a preparar las labores de traslado. Pero los presuntos ladrones más que humanos, tenían traza de ángeles. Uno de ellos con aire enfurecido dijo:

«Aida txuria ta aida beltxa; zelatan dagonan begia irten begio ta zazpi gizalditan etxe oyetan ez da izango mutu ta itxu-paltarik»

(¡Vamos Txuria, vamos Beltxa!; A ese que está al acecho que le salten los ojos. Y en siete generaciones no faltarán mudos y ciegos en esa casa.)

Dicen que a la mañana siguiente los vecinos de Aizarna subieron a la colina en busca de los elementos trasladados por los ángeles. Construyeron allí mismo, siguiendo el mandato celestial, la ermita bajo la invocación de Santa Engracia. Se dice que también se cumplió la maldición del ángel en los dos caseríos antes mencionados. Así lo contaban los lugareños.

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